Él dormía

El 20 de diciembre de 2001 consumía sus primeras horas. La noche de verano no tenía encanto ni luna. Sí el designio de la tragedia. El hombre encargado de destrozar la economía de Argentina había renunciado después de cumplir con su tarea: los bancos estaban a salvo. Mientras, el otro hombre, el que había sido elegido para gobernar, dormía. El país se incendiaba y él dormía en la quinta presidencial. Él dormía: la imagen perfecta de aquellos dos años de mandato.

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