No hay destino inalterable. Un “mal alumno”, sostiene la autora, es una persona con dificultades que puede cambiar. Pero se necesita una escuela que escuche y actúe antes de que sea tarde.
No hay destino inalterable. Un “mal alumno”, sostiene la autora, es una persona con dificultades que puede cambiar. Pero se necesita una escuela que escuche y actúe antes de que sea tarde.